La Osteopatía trata las disfunciones de movilidad de los tejidos corporales. Para ello, utilizamos las manos como herramienta única y principal. Lo más importante para el osteópata es la biomecánica, neuroanatomía, la patología y la relación estructura función, y adquirimos conocimientos teóricos y prácticos aplicables en la clínica para poder llegar a un diagnóstico preciso.

Es muy difícil conocer cómo se mueve una estructura si no conozco su morfología, y si no conozco la morfología de una estructura no voy a ser capaz de sentir el movimiento de dicha estructura. Además de tener un conocimiento preciso de la morfología corporal, también debemos conocer con exactitud la sintomatología del resto de patologías que afectan al cuerpo humano puesto que una parte fundamental del tratamiento osteopático es el Diagnóstico diferencial. Debemos ser capaces de localizar el origen del problema, su etiología, con la mayor precisión posible, además de decidir si la dolencia del paciente es posible resolverla con dicha técnica o si hay que derivar al paciente hacia otro profesional de la salud.

No tratamos sólo los síntomas sino que vamos al origen de dicha patología. El Dr. Still (uno de los padres de Osteopatía) decía que “la estructura gobierna la función”. Por ello, para que un tejido cumpla su función con normalidad, su estructura debe estar respetada. Debemos ser conscientes en todo momento de que el objetivo principal es buscar el origen del problema y no centrarse en tratar el/los síntoma/s exclusivamente.

Las patologías más frecuentes que acuden a consulta son lumbalgias, cervicalgias, dorsalgias, dolores articulares, cefaleas, Problemas ATM, problemas viscerales, dolores menstruales, esguinces cervicales, esguinces de tobillo, contracturas musculares, ciáticas, etc.